jueves, 19 de junio de 2014

EL AGUILA CONTRA LAS OCAS

Os voy a contar una historia que nos paso el año pasado!!
Como todas las mañanas, me dirigía hacia la balsa a dar de comer a mis pequeños, donde tengo las ocas y los patos.
Algunos de mis pequeños

Las ocas las compremos adultas, y no se dejaban tocar y mas de un día al echarles de comer me tocaba correr un poquito por que me iban a picar jijij. Ese día vi que una de las ocas estaba llena de barro y no se movía de una esquina, me acerque enseguida y solo veía barro, sangre y que la oca estaba desorientada.
Me asuste mucho por que no sabia lo que había ocurrido, enseguida llame a mi salvador, (mi pareja, siempre que me pasa algo lo llamo corriendo y él viene). No tardo nada mas que 5 minutos, para mi fue una eternidad por que no veía nada mas que sangre.

En cuanto llego la cogió en brazos, él que esta fuerte, ya que la oca no es el peso si no el volumen para poder manejarlas. Mientras yo llamaba enseguida al veterinario para que nos hicieran un hueco. Él ya la estaba limpiando para poder ver las heridas y si realmente era grave o no. Pues si, lo era, no le encontrábamos los ojos. Bajemos al veterinario y sin problemas, nos visitaron enseguida. 

El resultado fue un ataque de un ave rapaz, tenía las garras marcadas por toda la cabeza y el pico destrozado. No sabíamos si había perdido los dos ojos. Menudo día pasemos, nos dieron gotas para los ojos e inyecciones. Había que pinchar dos veces al día, y darle de comer y beber cada poco tiempo, al principio apenas podía comer así que todo lo hacíamos puré. Teníamos mucha paciencia.


Pasaban los días y la oca en mitad del salón de casa metida en una cajita de cartón y sin poderse mover. La primera semana empezamos a ver un poco de mejoría y las heridas empezaban a cicatrizar, empezamos ya a tener un poco de alegría pero por otro lado estábamos muy preocupados, porque si no recuperaba la vista su vida iba a ser muy complicada y la nuestra también.

No perdimos la esperanza y pasábamos los días y las noches, curando sus heridas y dándole de beber y comer, era muy duro ver que el pobre animal apenas se movía. La solución rápida hubiera sido sacrificarla pero sinceramente somos unas personas luchadoras y no podíamos tirar la toalla y abandonar a mi pobre oquita.
Pasaron dos semanas y vimos como un ojo parecía que veía algo, eso era buena señal, cada semana íbamos al veterinario a hacer una revisión.
Al final recupero la vista de un ojo, lo mejor que nos pudo pasar, menuda alegría ver que poco a poco podía comer y beber sola y que aunque un poco torpe, pero podía hacer vida ella sola sin estar nosotros todo el día pendientes.

Ahora después de un año esta genial, hace vida normal con un solo ojo y desde ese día yo entro a la balsa sin ningún problema, enseguida vienen todos conmigo. Por mucho que me digan y piensen que estoy loca, estoy segura que los animales son muy inteligentes y saben perfecta mente cuando les hemos salvado la vida.


Mi oquita disfrutando del agua
Aquí la podéis ver como esta hoy en día feliz y nosotros mucho mas. 



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